martes, 24 de septiembre de 2013

Reivindicar lo minúsculo

















































En los cuentos sucede que la mayoría de veces es el personaje más pequeño, el desvalído, el hermano menor, quien supera la prueba y consigue el tesoro (o la princesa), ante el asombro de los demás. Convirtiéndose así en el héroe.
Llegar a escuchar esta aguda y fina voz, es algo que exige de nuestra máxima atención. Y una vez la oímos, nos podremos reconocer y unir a ella.


Esto es lo que sucede en el cuento que hemos elegido para nuestro último libro, "Pulgarcito", en la versión de Charles Perrault. Un cuento con una historia muy próxima a nuestro tiempo, con múltiples similitudes y en el que nos podemos ver identificados.
El escenario donde aparecen los personajes es un hogar extremamente deprimido por la ausencia de alimento y medios económicos. Que obliga a los progenitores de la familia a actuar del modo más mezquino, abandonando a sus 7 hijos en la profundidad de un bosque. Estos, alentados por el más pequeño se hacen camino esperanzados por encontrar un refugio. Con tal mala suerte que van a parar a casa de un terrible ogro. El hambre y el cansancio hace que desobedezcan la advertencia de su mujer quien les ayuda a esconderse. Pero esa misma noche el ogro los descubre y decide encerrarlos para comerselos al día siguente. Una vez más la astucia y valentía del más pequeño salva a los suyos tendiendo una trampa al ogro, haciendo que en la oscuridad de la noche este no se de cuenta de que los que duermen no son Pulgarcito y sus hermanos, sino sus propias hijas con los gorros de los otros. La voracidad del ogro hace que no titubee y les corta la cabeza en ese preciso momento, esta dramática escena hace caer en un estado de cólera al ogro. Pero para entonces Pulgarcito y sus hermanos ya han huído.


Pero ¿qué hay de real o parecido en este cuento con nuestro tiempo?
O dicho de otro modo ¿existe en nuestros días alguien como Pulgarcito ?
Quizás esto haga cuestionarnos si tendremos que enfrentarnos algún día a ogros tan grandes como el hambre.
Algo tan terrible como la falta de alimento es lo que motivó a Pulgarcito a tomar tan valiente decisión, y es lo que hace que una persona se enfrente a su propio miedo y abandone su hogar, aventurándose a cruzar un océano con la esperanza de alcanzar un destino mejor. Nos cuesta pensar que esto nos puede pasar un día a nostros mismos. Lo mismo sucede cuando escuchamos en las noticias la tragedia de un rapto o un asesinato, algunas veces de manos de los propios padres.


Por este motivo no debemos de ocultar a nuestros hijos que el miedo está ahí, que es importante reconocerlo, para después poderse enfrentar a él con valentía. Pero esto, no se lo podemos contar de ninguna otra manera si no es a través de los cuentos. Los cuentos nos ayudan a hablar con ellos de estas cosas, a preparar su camino.

Lo que hemos hecho nosotros es mostrar el cuento tal como es y como siempre se ha contado, sin esconder ninguno de los pasajes, aunque algunas veces se diga que son poco recomendables para los niños porque a los que nos dan miedo es a nosotros, los adultos, sin estos elementos los cuentos no funcionan. No alteremos los símbolos, ya que han permanecido a través de los siglos para preparar al humano.

Lo que nosotros pretendemos es perpetuar ese mensaje, esa voz, interpretando las imágenes del popular cuento como hizo magistralmente Gustave Doré en el s. XIX, 165 años después de la publicación del libro de Charles Perrault "Histoires ou contes du temps passé" , "Cuentos de antaño", en castellano, donde recogía este y otros cuentos populares.


En esta ocasión es Giovanna Ranaldi, quien las interpreta, y se mete en la piel del propio Pulgarcito, ese chico silencioso, para hacer su mismo camino y representar cada una de las escenas y lugares por donde el pequeño e intrépido personaje pasó junto a sus hermanos.
Giovanna Ranaldi (Roma) es una excelente dibujante de linea y mancha, y para crear las ilustraciones de este libro ha utilizado el "esgrafiado", técnica que se practíca haciendo incisiones o rascando con una herramienta punzante, llamada grafio. Pero también ha dibujado utilizando lápiz, grafito, incluso tinta y acrílico. Pero ya hablaremos más detenidamente en un próximo post de como Giovanna ha interpretado y representado cada una de las escenas de esta historia. Del uso de la luz y la oscuridad para determinar en qué momento del día o de la noche transcurre la acción.

Ella ha leído muchas veces las ilustraciones que sobre este mismo cuento han hecho maestros como Gustave Doré, Arthur Rackham o Edward William Cole. Nos ha contado que han sido fuente de inspiración también otros artistas, fotógrafos incluso músicos, como Francis Bacon, Matisse, William Kentridge, Gianni Berengo Gardin, o Mario Giacomelli entre otros.

 

Durante la gestación de este libro hemos intercambiado con Giovanna, numerosos puntos de vista y referencias sobre el cuento. Entre las que recomendamos la versión fotográfica de Pere Formiguera, editado por Anaya en 1994.
El libro también incluye un maravilloso texto a modo de epílogo escrito por el especialsita en cuentos de la tradición oral, Antonio Rodríguez Almodóvar, que nos ayuda a leer y entender mejor el significado del cuento.

Este es el cuarto título de lo que empieza a verse ya como una colección sobre los clásicos de la tradición oral. El interior incluye una gran sorpresa, un juego/laberinto de gran formato que nos ayudará a hacer el mismo camino de Pulgarcito.


¿Pero, nos hará reflexionar este cuento sobre nosotros mismos?. Y hacernos preguntas como estas ¿Está hecho este mundo a nuestra medida? ¿Soy demasiado pequeño o tal vez demasiado grande para él?